martes, 8 de mayo de 2012

De cómo se muere con honor

En las fiestas de Aranda de Duero hará exactamente un año que conocí a Juan Antonio Moreno de la mano del director de este medio en el que me dejan escribir y entre unas cervezas, que con el paso de las horas, se convirtieron en tempranas pero no mal halladas copas.

Recuerdo como aquel día, mientras veíamos subir a los ramaleros a la plaza de toros sentados en la terraza de un bar, se nos quedaron los ojos como platos al oír lo que el entrenador leonés nos decía. Cómo un extinto visionario predicando en el desierto volvían a la boca de un técnico del Villa de Aranda las palabras play off, sistema revolucionario y balonmano espectáculo. Algo que en las últimas temporadas había quedado en el olvido en estas orilla del Duero.

Pero a parte de esas palabras también nos habló de sacrificio, trabajo, dificultades y mucha implicación. Tenía fama de tipo duro al que no le asusta el trabajo y con creces lo ha cumplido, aún a pesar de las enormes dificultades por las que ha pasado el club este año, en todos los sentidos. Y eso no es lo más importante, cuándo han aparecido los problemas económicos ha sabido mantener la burbuja del vestuario intacta, uniéndolo contra la adversidad y creando una ilusión con el paso de los partidos y los buenos resultados para acabar metiendo, como nos dijo en Septiembre, al equipo en la fase de ascenso. Y por eso sólo, ya debería tener el respeto de todos nosotros.

El pasado sábado estuve en Santander retransmitiendo para esta web y me sentí orgulloso de lo que Juan Antonio Moreno ha hecho con este Villa de Aranda. Un equipo que sabe perfectamente a lo que juega, con unos jugadores implicados hasta la médula en jugar bien y pasarlo mejor aún, serios cuándo los partidos se ponen cuesta arriba y en muy buena forma, quizás cómo nunca hayan estado.

En este año que suena a despedida todo lo relacionado con el balonmano en nuestra villa quizá haya sido lo mejor que le haya pasado al equipo para darse una segunda oportunidad con la fase de ascenso en el horizonte. Quizás los fuegos artificiales de los que hablaba hace unos días el leonés tan sólo sean el preludio de la fiesta y luego empiece la verbena. De momento, sólo nos queda disfrutar de la fiesta…, como cuando en el patio del colegio nos daban vacaciones y la armábamos parda. Sólo existe el presente, no hay pasado ni futuro y si esto tiene que continuar debe ser con nuestro apoyo en el Príncipe de Asturias este sábado y con ese play off sea donde sea. Creo sinceramente que estos profesionales como la copa de un pino se lo merecen con todas las de la ley. Y si hay que morir…, que sea con todos los honores del mundo.
 

sábado, 3 de marzo de 2012

De como soplan malos tiempos para el deporte

Decía Roberto Estébanez que sus amigos jóvenes le decían que en Aranda cada fin de semana hay un consumo “descarado” de drogas. Y yo le doy la razón. Y es más, con esta política de deportes que tenemos en una ciudad que puede levantar el mentón por muy pocas cosas (en señal de orgullo se entiende), a las drogas se le van a unir el alcoholismo, la falta de perspectivas, el desasosiego e incluso la delincuencia. Me explicaré.
Llevo unos días leyendo desde la distancia toda la polémica surgida con los convenios colectivos de los clubes deportivos y realmente no se si la labor que hace el Villa de Aranda vale esos 60.000 euros o si el club de atletismo merece el dinero del Ayuntamiento (nuestro dinero) o si la serigrafía que luce Juan Carlos Higuero, con el escudo de Aranda, en su camiseta Asics, vale lo que vale.
Lo que tengo realmente claro, es que las declaraciones del concejal de turno no han sido muy afortunadas. Entiendo que el paisano esté un poco quemado porque desde la oposición le hayan metido caña últimamente, pero no es admisible que llame de forma castiza “ladrones” y “derrochadores” a los que llevan años dirigiendo el tinglado deportivo en esta pequeña ciudad de forma desinteresada, porque su labor, desde la sombra supone mucho para casi todos los arandinos. Han creado modelos en los que puede reflejarse la juventud, llenan un vacío existencial que sufrimos las personas de a pie (no los endiosados) cuándo más lo necesitamos: los fines de semana. Porque sin deporte, señor concejal, en Aranda, un fin de semana, te mueres del asco. Y no entraré en asuntos como los de que llevan el nombre de nuestra tierra por dónde van , pierden su tiempo en pro de los demás, trabajan con categorías inferiores, en muchos casos apoyan el deporte escolar en tareas organizativas, y crean una red deportiva de la que todos nos sentimos orgullosos; porque es evidente y sólo los ciegos de espíritu no ven lo que tienen delante de las narices.
Hablar de economía sumergida es algo muy fuerte. Igual de fuerte que si los ciudadanos normales como yo pensamos que las cuentas del Ayuntamiento no están claras, que los concejales no debieran cobrar por representar a su pueblo en tiempo de crisis, que no sabemos a ciencia cierta a dónde va cada céntimo de nuestros impuestos, que nos parece una exageración lo que se paga en móviles en una época en la que existe el Wassap…, y un largo ecétera.
Claro que estando como está el país, hay que recortar en todo. Pero lo prometido es deuda, y las deudas hay que pagarlas, y sino no se promete. Y si dejamos caer al Villa de Aranda, es como dejar caer a Grecia de la Unión Europea, detrás vamos todos hasta que lleguemos al deporte base. Y entonces, nos llevaremos las manos a la cabeza preguntándonos porque nuestra juventud sólo piensa en salir de fiesta y tajarse hasta la médula, porque repito, sin modelos en los que reflejarse es bastante complicado tener estímulos para alcanzar cotas mayores. Y por cierto, sino hay dinero para los equipos de la ciudad, tampoco hay dinero para fotos cuándo se consigan éxitos nada más ganar las elecciones, y mucho menos para cenas, cubateo posterior y demás tinglaos. Para eso existen otras fórmulas como calendarios a lo full monty o mediante el patrocinio de las empresas privadas que tan boyantes están en este lado del Duero. ¡Lo que daría por ver al Ayuntamiento patrocinado por alguna empresa privada!
Mucha suerte a todos los equipos de la ciudad, os la merecéis por todo lo que curráis en vuestro tiempo libre, los arandinos sabemos que es así, aunque haya alguien que lo quiera tirar todo por tierra y no se dé cuenta de lo que verdaderamente representáis.

jueves, 6 de octubre de 2011

De como expresar los sentimientos "face to face"

Ya que nos estamos acostumbrando a escribir en los fines de semana, o en los albores de los mismos, hoy no va a ser menos. Y para variar de nuevo, nos acompañan los sentimientos y su miedo escénico. Todo desde mi equivocado punto de vista, claro está.

O yo me he perdido los dos últimos años en un platillo volante, o de repente me he vuelto muy tímido. Igual es que con el golpe en la cabeza que me di un 16 de junio me volví tonto directamente. El caso es que, en mis observaciones diarias y trabajos de campo (que se resumen a estar delante del ordenador) estoy observando que los sentimientos se ocultan. Pero se ocultan en su forma verbal, no escrita.

La marabunta de redes sociales, chats, y los desaparecidos emoticonos del messenger son los encargados en la actualidad de expresar lo que sentimos en un momento concreto. Como siempre los ejemplos: con el twitter tenemos una herramienta imprescindible para acotar lo que sucede a nuestro alrededor y lo que estos acontecimientos nos parecen en las tripas. Con la redes sociales típicas tenemos nuestros "estados", en la que la mayoría de las veces colocamos lo que nos gusta y nos produce alegría, aunque haya también mensajes subliminales (en esto el género femenino se lleva la palma), y con los chats podemos meter fichas a diestro y siniestro a alguien que nos guste, podemos poner a caldo sin temor de recibir una hostia o cagarnos en lo más sagrado (todo esto sin control).

Ahora bien..., les debo de confesar, queridos lectores (pocos, muy pocos) que a mi me produce una timidez tremenda hablar por estos medios; y sólo hay una razón que es el no ver la cara de con quien hablo. Da igual si es conocido o no, da igual si mi relación es sensacional o penosa con la otra persona. Cuando hablo con alguien tengo que verle los ojos, la cara, para saber o por lo menos intentar adivinar que piensa de lo que le estoy diciendo. Y no entremos en el terreno del amor..., bastante cuesta face to face como para darle cera desde el teclado. Repito, siempre desde mi punto de vista. Y es que no cambio por nada del mundo la verguenza pasajera y a la vez torera de entrar a alguien, de abordarle porque te ha entrado por los ojos (veáse pasaje anterior de La Luna de abajo: De como sobrevivir en un baile de máscaras). Eso es y será lo más grande.

Amigos en quince días esto no se actualiza a no ser que tenga la imperiosa necesidad de contarles algo. Así que miren a los lados y encuentren lo que les haga feliz.

domingo, 2 de octubre de 2011

De como sobrevivir en un baile de máscaras

Es difícil pero se puede conseguir, y con creces.

Hace unas semanas, en un bar de copas, a altas horas de la madrugada, noté en mi nuca algo que se clavaba de forma muy intensa. No me produjo ningún tipo de dolor, más bien al contrario despertó en mí, calor, bienestar, paz... Fue una sensación que hace mucho que no sentía. Me giré y esos ojos azabache de los que hablo en mis poemas, esos que tanto tiempo he buscado, se estaban clavando en los míos. No recuerdo bien si tan sólo fue un segundo, o toda una eternidad, pero sucedió, y como dice un buen amigo leonés: todo lo que te pasa en la vida, te cambia. Y a mí me cambió, y en ese momento comenzó el baile de máscaras.

He de decir que soy afortunado por encontrar algo que he dibujado entre letras mil veces. Afortunado de pensar tan sólo que los volveré a encontrar, que esas esferas negruzcas se volverán a posar en mí. ¿Es conformarse con poco? No, ni mucho menos. Cuanto menos esperas de la vida, esta más te regala, mejores momentos te hace vivir. Y desde ese destello fugaz, desde ese encontronazo visual, el baile de máscaras prosigue con conversaciones marcadas por la nocturnidad y la alevosía; con guiños de adsl, con minipuntos en el camino (ganados y perdidos), con interés sincero de mirar el reloj y esperar el lunes, el martes..., y así hasta el sábado.

Espero llegar hasta el final de la fiesta y quitarme la máscara carnavalesca, quiero ver esos ojos intensos.

jueves, 29 de septiembre de 2011

De como la música cambia los momentos y los estados de ánimo

Soy una persona a la que le gusta la música, la buena música. Soy una persona que se apasiona cuando oye un buen tema, que lo exprime hasta la saciedad, que lo oye una y otra vez en el coche, en el ordenador, en la minicadena, en el mp3..., hasta desgastarlo de tal manera que pueden pasar meses sin que lo oiga, para que cuando llegue de nuevo a mis oidos, volver a disfrutar aún más si cabe de él.

Y es que pienso que una buena canción, un buen grupo, te puede sacar del profundo sueño en el que vivimos a diario, te puede hacer reaccionar, te puede hacer recobrar la ilusión, la sonrisa...; y no digamos si de ese tema hay una versión en acústico..., me encanta el acústico. Inlcuso canciones mediocres o menos buenas me han sonado como buenas con una gitarra española.

Realmente, no podría vivir sin música, sin esos momentos en los que saboreas las melodías, escudriñas la letra, te imaginas al cantante dándolo todo para que ese tema haga mella en la gente que lo escucha, para que pase un buen momento, para que signifique algo en la vida de las almas que ponen sus oídos. La música es poesía, y la poesía es vida, y la vida son momentos que atesoramos..., que mejor que ponerles una banda sonora a cada uno de ellos. En definitiva, es la pescadilla que se muerde la cola. Todo es música.

domingo, 24 de julio de 2011

De por qué los árboles se mueven y la vida no se detiene

Los árboles se mueven, y la vida pasa lentamente ante nuestros ojos, de forma sigilosa, y no se detiene. Se mueven con el aire, y pocas veces reparamos en cosas como estas. Son esas pequeñas cosas las que componen nuestro universo, las que van haciendo muescas en la cuerda de nuestra existencia.

Ese sigilo en el que no reparamos hace que nuestra vida sea de una manera u otra. Sí un día no pasamos por la misma calle, no bajamos a comprar el pan al mismo lugar, o directamente no vamos a trabajar, es probable que nuestro sentido en este mundo cambie, que descubramos cosas nuevas, gente mejor o peor, que nos enamoremos, que dejemos a nuestra pareja, que seamos aún más felices o que simplemente nos quedemos como estamos.

Es evidente, que si una mariposa agita sus alas en la India, sus efectos se notan a escala global, pero también lo es que si nosotros cambiamos nuestras rutinas, descubramos un nuevo mundo en el que no habíamos reparado hasta entonces. Y son sólo eso..., cosas pequeñas, minúsculas, que pasarán mil veces por delante de nuestros ojos y quizás tengan suerte de que reparemos en ellas una sola vez y cambien nuestra vida para siempre. Hay que abrir los ojos para que no se escapen y desaparezcan igual que vinieron. ¡No pierdan la oportunidad y están ojos avizor!